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Quién soy es importante, pero no tanto…, prefiero preguntarme quién estoy siendo y quién quiero seguir siendo mañana. Me gustan los gerundios, los infinitivos me resultan ásperos para el alma, me saben a cúrcuma rancia. Prefiero los cómo, antes que los por qué. Prefiero el presente, y el pasado únicamente para recoger los recursos que me sirvan para crear el futuro que deseo.
Ser o no ser, no es la cuestión. No hay nada dentro, todo proviene de afuera. No hay esencia individual. Lo único que soy, es ser humano, con capacidades y potenciales: con el poder universal de amar... Todo lo demás es construido.
Lo demás es personalidad. La personalidad no es nada esencial, es una construcción. No es algo fijo, no es una foto; es una película que cuenta una historia con constantes nudos y desenlaces. Una historia reescrita a cada minuto por la historia, por mis vivencias y cómo las he contado, por las personas significativas de mi vida, por la cultura, por la narrativas dominantes y también por las que no lo son, por los aromas, los libros y también por las flores… Qué hermosas son las flores. La personalidad y mi ser son una historia inacabada, sin un final predeterminado, la cual puedo interpretar de tantas formas como mentes creativas hay en el mundo.
No quiero ser, no quiero que me digan qué o quién soy, quiero "estar siendo" aquello que resulte más útil en cada momento, ahora...